El Gran Maestro de la Gran Logia de la masonería española, en Huelva
Conferencia en Huelva de Óscar de Alfonso, Gran Maestro de la Gran Logia de España.
periferias, en colaboración con la Facultad de Humanidades de la Universidad de Huelva, trae a nuestra ciudad a Óscar de Alfonso, Gran Maestro de la masonería española, quien impartirá la conferencia “La masonería en la España actual” en fecha de la que informaremos próximamente. Tendrá lugar en el Aula de Grados de la Facultad de Humanidades (Campus El Carmen) . Seguirá a la conferencia una mesa redonda en la que podrá debatirse sobre las características de esta sociedad cuyas actividades, debido a su discreción, son poco conocidas por el gran público.
Los gremios medievales, origen de la masonería
La palabra masón proviene del francés maçon, que significa albañil. Dado que, como veremos, es un término de procedencia centroeuropea, hemos de pensar más en la figura de un cantero que en la de un trabajador del ladrillo, un albañil o alarife.
En la ciencia y el arte de la Edad Media, especialmente en la arquitectura, existían dos tradiciones para controlar el resultado formal de la actividad constructiva. Una era la numérica basada en el empleo de rudimentos de la aritmética, lo cual exigía saber, al menos, sumar, restar… y leer. Estos conocimientos estaban solo al alcance de los monjes más versados de algunos monasterios, por lo que el pueblo llano desarrolló su propia tradición, la geométrica de escuadra y compás que, por sucesivos procesos de prueba y error, terminó por definir una metodología propia completamente separada de la numérica que residía en los cenobios. La ventaja de la tradición geométrica frente a la numérica era que resultaba fácilmente transmisible sin necesidad de conocer sus fundamentos teóricos, sino por simple aprendizaje de unas reglas de proporciones, giros y traslaciones de figuras geométricas sencillas. Por otro lado, la mano de obra tendió a sindicarse en torno a diferentes gremios organizados jerárquicamente, atesorando los conocimientos necesarios para desarrollar cada profesión, a la par que cuidaban de sus miembros y les prestaban beneficencia. Estas organizaciones gremiales tuvieron su origen en la Europa del siglo XII, entrando en España con la llegada de los canteros lombardos a través del Camino de Santiago.
Plano del monasterio de Saint Gall (Suiza), pergamino del año de 825. La representación formal en planta sigue la disposición de una trama modular en la que se encajan los diferentes espacios (Fuente: www.nosolosig.com. Traza de la malla modular: periferias)
Los gremios de canteros (centro y norte de España), de alarifes (sur) y de carpinteros fueron los más representativos en el proceso edificatorio. Se organizaban siguiendo un estricto escalafón desde los que se iniciaban en el oficio, los aprendices, pasando por los oficiales y llegando al grado de maestro. Las normas por las que se regían internamente se transmitían oralmente de generación en generación, y se dotaban de unas elaboradas ceremonias para señalar el paso de categoría profesional de sus miembros y la elección de sus representantes. Lo que conocemos de la estructura gremial proviene de las ordenanzas de cada oficio, reglas dictadas por los cabildos para ordenar la actividad económica de las ciudades, definiendo las obras que las diferentes categorías de trabajadores podían llegar a realizar, más especializada cuanto más alta era su posición en el escalafón de cada gremio. El paso de nivel se realizaba tras años de aprendizaje y exámenes que el interesado debía superar, y solo cuando había alcanzado el grado más alto podía independizarse y montar tienda propia (taller), formar aprendices y contratar obras, siempre bajo la atenta vigilancia del resto de los maestros, entre los que se elegía a un representante máximo.
Izquierda y centro: imágenes de diferentes fases constructivas. Derecha: maestro cantero
(Fuente: https://www.artifexbalear.org; https://www2.uned.es; https://www.geomantie.at/)
El carácter gremial de estas agrupaciones hacía que sus miembros guardaran celosamente sus conocimientos, pues era la forma de asegurarse el porvenir económico de sus familias. A ello contribuían costumbres como los casamientos dentro del ámbito profesional de sus miembros, confiriéndoles un carácter fuertemente cerrado y cohesionado. Parte del arte de construir de estos gremios de canteros la conocemos gracias a algunos manuscritos y tratados elaborados por maestros de este oficio, como Villard d’Honnecourt o Mathäus Roritzer.
Izquierda, una de las páginas del cuaderno de Villard, donde se aprecia cómo las figuras geométricas simples (triángulos, cuadrados, rectángulos y círculos) gobernaban las proporciones del diseño. Son estos y otros trazados los que, posteriormente, han formado parte del cuerpo simbólico de la masonería moderna, ya sin sentido operativo.
(Fuente: https://www.facsimilefinder.com y http://danielcastroalonso.com)
Derecha, página del tratado de Mathäus Roritzer (1486) con los pasos a dar para el diseño y construcción de pináculos góticos. El trazado ‘ad quadratum’ se basaba en el empleo de esta figura para, girándola e inscribiéndola en cuadrados sucesivos, diera las pautas para trazar desde las alturas de las naves de un edificio religioso catedral hasta, en este caso, el tallado de cantería de un pináculo. De igual forma existía el trazado ‘ad triangulum’.
(Fuente: https://www.researchgate.net)
Es pues en esta segunda tradición, la geométrica, donde encontramos el origen del término maçon (albañil, cantero) y, de aquí, la palabra española masón. En todo caso, modernamente es la organización como tal, la masonería[1], la que origina el término masón, entendido este como uno de sus miembros. Estas asociaciones, puramente operativas, pervivieron hasta los inicios del siglo XVIII, si bien ya desde el siglo anterior se aprecian síntomas de decadencia del sistema, muy afectado por la aparición de los tratados renacentistas (recordemos, por ejemplo, el hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci). La publicación en 1633 del tratado de carpintería de López de Arenas, maestro del gremio de carpinteros de Sevilla, dando a conocer (y, con ello, ganar prestigio) gran parte de los conocimientos de este oficio, habría sido impensable en siglos anteriores.
Izquierda, página del manuscrito de López de Arenas (1613). Se trata de la montea (trazado de su sección maestra) de una armadura de par y nudillo de planta ochavada, simplemente con la ayuda del compás
(Fuente: https://aionsur.com).
Derecha, página del tratado de López de Arenas (1633) donde explica la montea de una armadura de cinco paños. El maestro pone de relieve el compás como útil imprescindible.
Así pues, los cambios políticos, sociales, culturales y económicos, a la par que los nuevos principios de diseño y diferentes técnicas constructivas impulsadas por la corte e impartidas en las Academias, supusieron una ruptura con la tradición medieval. Inexistente ya la actividad profesional que sustentaba económicamente el cuerpo gremial, solo tenían cabida sus actividades altruistas, quedando todo el acervo ritual, al que antes nos hemos referido, como una tradición pronta a desaparecer. Estas dos tradiciones, la filantrópica y la ritual, son continuadas en el siglo XVIII por una nueva masonería de carácter teórico, ilustrada y, por tanto, con diferentes planteamientos a los miembros de la masonería operativa. Sus miembros ya no pertenecen al mismo oficio, sino que se reúnen para compartir los principios de los movimientos intelectuales del nuevo siglo. Es esta masonería redefinida en el siglo XVIII la que, con sus lógicos procesos evolutivos y conservando el carácter de discreción proveniente de la reserva propia de las asociaciones gremiales originarias, ha llegado hasta nuestros días.
Símbolos masónicos tallados la fachada de un edificio portugués.
(Fuente: https://ninessanchez.wordpress.com/)
Para saber más pulsa en este enlace a la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia)
[1] Masonería: asociación universalmente extendida, originariamente secreta, cuyos miembros forman una hermandad iniciática y jerarquizada, organizada en logias, de ideología racionalista y carácter filantrópico (DRAE)
[Entrada redactada por Guillermo Duclos Bautista]